jueves, 5 de febrero de 2009

*La tarea del DOCENTE*

Un trabajo para "Construcción de la Ciudadanía" que me gusta como quedó.

La tarea del docente es formativa y ello implica que tomará un compromiso dentro de la sociedad como formador de ciudadadanos responsables que conozcan sus derechos y obligaciones; que tengan la capacidad de escuchar y reflexionar con una postura crítica; que practiquen la solidaridad, la inclusión, la tolerancia, la honestidad y la cooperación hacía los otros; que crezcan en libertad pero respetando siempre los derechos de los demás; que luchen por lo que creen injusto; que rechacen la violencia y la censura; que tengan valores éticos, morales y sociales; que tengan respeto por las normas y leyes dentro de la escuela para después poder respetarlas en la comunidad; que tengan memoria activa sobre los procesos históricos; que puedan trabajar en equipo y aceptar otras opiniones, que tengan una conciencia generadora de ideas de cambio para cosas que no estan bien; que puedan mejorar la comunicación con los adultos; que sean capaces de tomar decisiones; que aprendan a convivir respetándose los unos a los otros; que puedan formar su propia ideología; que crezcan intelectual y espiritualmente; que puedan aprender de los errores; y sobretodo que comprendan la importancia del estudio, el trabajo y el amor para transformar el medio en el que viven.

Se debe formar al alumno no sólo como estudiante, sino también como SER HUMANO que es parte de una sociedad, que tiene sentimientos, que necesita contención y que debe aprender a tomar sus propias decisiones tanto en el ámbito escolar como en el personal.

El docente debe dar el ejemplo, no quedarse sólo con palabras, siendo él un referente importante para estos individuos en proceso de formación, no debe ejercer abuso de autoridad para que sus alumnos no le pierdan el respeto.




demasiado utópico?

...

1 comentario:

  1. Ahh, yo había leído una partecita nada más en el fotolog. Bueno, como te puse ahí ya había dejado mi opinión sino me confundí en otro posteo y te dejé algo en ése, pero puedo seguir (jajaja, soy tu pesadilla).

    Yo creo que hoy por hoy para ser maestro hay que amar enseñar, porque ya no se resume a simplemente impartir conocimientos. La sociedad está tan revolucionada y cambiada que la calle va hacia la escuela y la escuela hacia la calle, en un vínculo que existió siempre pero que ahora está destapado por todas partes y se hace más presente con todo su frenesí.

    Hoy el maestro ya no es simplemente maestro, también es psicólogo, padre, amigo, docente, contenedor. Tiene que prácticamente "cargar" con una serie de condiciones que traen los chicos desde todos los rincones de la sociedad. Y la violencia que se presenta tanto hoy en día en las escuelas es solo una parte de un todo.

    Tenemos a los maestros a los que no les importa, a los que evitan esa realidad, a los que la condenan señalando. Esos maestros son justamente lo contrario a lo que creo que deberían ser: no sienten el amor a enseñar (en el profundo y amplio sentido de la palabra enseñar), sino que están ahí vaya uno a saber por qué. Y quedan pocos maestros que realmente pongan su vida y su alma en ese lugar tan revolucionado y confuso que es la escuela.

    Y los chicos sienten eso, y reaccionan a eso, y son chicos. Y grandes. Y todo se les confunde y no sirve señalar. Por eso creo que la persona que hoy en día decide enseñar, tiene que sentirlo, realmente sentirlo, y sino apartarse. Porque están siendo partícipes del futuro en cierta medida, y aunque en realidad toda gran educación comienza en casa, cuando en la escuela tampoco se encuentra... ya no hay muchos lugares más donde mirar.

    No sabrá decir cómo se hacen las cosas porque no soy maestro ni conozco los procedimientos o las pautas a seguir o las maneras, pero desde "afuera" o habiendo sido alumno creo que si solamente estuvieran los verdaderos docentes que aman su profesión las cosas cambiarían un poco. Pero claro, ahí viene tu pregunta, ¿no será demasiado utópico?. Puede ser, pero la utopía tiene que existir. Diría Serrat que "sin utopía la vida sería un ensayo para la muerte". Ojalá nunca lo sea.

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